Yo propongo lo siguiente:
Dedícate a cocinar postres verdaderamente malvados con música de fondo y un té mientras lees cómo murió el sr.Hillingdon en el Caribe e intentas dilucidar quién es el culpable.
Para ello necesitaremos:
Cremas y castigos, los mejores postres criminales de Agatha Christie (contiene recetas de platos y postres que en sus novelas sirvieron al asesino como arma asesina)
CD Complete Clapton, Eric Clapton (conmutable por algo que no tenga nada que ver con el canto del loco, pereza, pignoise y compañía)
Yorkshire tea (o cerveza, copazo, cocktail, pero no caigáis en la cocacola)
El libro Misterio en el Caribe (hey, cualquier cosa con letras servirá)
Una vez conseguido todo lo anterior, lo siguiente será poner la música y preparar el té. Tras escoger una de las 88 recetas, excluir cuidadosamente de la fórmula el arsénico o la estricnina (si nos interesa), y ponerse manos a la obra, que a todo el mundo sabe hacer plum-cakes. Mientras el elemento crece, se cuece, se dora, o se quema en el horno, puedes comenzar el libro y meterte en situación, pintarte las uñas de los pies, intentar no pensar en osos polares, intenta mover cosas con la mente o pregúntate por qué el agua moja. Cuando te canses de todo esto, probablemente ya sea la hora de sacar tu malvado malvado postre de la caja ardiente.
Aquí empieza el plan nocturno que, se supone, ya tenías pensado de antemano. Por si acaso y si tienes la suerte de estar en Gijón, El Clan Irlandés, El Clan, bareto de copas oscuro y ruidoso donde es fácil como en ningún sitio robar vasitos de pipas de barra. No pasa lo mismo con el espejo del baño,los dueños deben de ser conscientes de las pasiones que despierta ese pedacito de reflejo, y lo han alicatado. The killers, Kaiser Chiefs, RHCP o Incubus es lo más frecuente. Básicos clásicos. Calle Begoña nº10, afortunado.
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